miércoles, 9 de diciembre de 2009

Redundancias

Entonces quiso, a partir de ese instante, volver sobre sus pasos, desdecirse de lo dicho, retroceder sus pensamientos...

Fue cuando la vuelta se hizo ida, la frase una habladuría, el pensamiento varias incoherencias y los pasos fueron saltos mortales...

Pero su memoria acostumbraba empalmar los recuerdos, cada pensamiento, cada frase, cada paso estaba revuelto...

Quiso, a partir de ese instante, volver sobre sus pasos, desdecirse de lo dicho, retroceder sus pensamientos...


Publicado el 25.10.09

viernes, 27 de noviembre de 2009

El planeta debió llamarse “Mar”...

El planeta debió llamarse “Mar”;

es más agua que tierra.

Efraín Huerta (Nombres, en Estampida de poemínimos)



Entonces, ¿cuál es el problema del agua? Por un lado, del 100% del agua del planeta, la absoluta mayoría, el 97.5%, es salada; el 2.5% es dulce pero sólo el 0.3% es apta para el consumo humano.



Por otro lado, hay más habitantes. En 1900 hubo mil millones; en 1950 fueron 2 mil millones; en 2000, 6 mil millones y se estima que para 2020 habrá 8 mil millones.



Hay especialistas que consideran que lo que hay respecto al agua es una guerra, tanto por su abastecimiento como por las inundaciones. El presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), Emilio Álvarez Icaza estimó recientemente que en no más de 50 años habrá guerras por el agua potable.



Es necesario evitar hacer realidad esta situación. Por eso es totalmente loable que cada año la Embajada de Suecia en México, Instituto Mexicano de la Juventud y diversas dependencias y empresas convocan al Premio Nacional Juvenil del Agua, con el objetivo de generar conciencia respecto a la necesidad de darle un trato sustentable a este recurso esencial y buscar soluciones científicas.



Está dirigido a jóvenes estudiantes mexicanos menores de 20 años, en grupo o individualmente para que presenten un proyecto de investigación que resuelva problemas ambientales del agua a escala local, regional, nacional o mundial. El trabajo ganador en México deberá traducirse al inglés por los mismos jóvenes para ser presentado en Suecia en su fase internacional.



La fecha límite para presentar proyectos es el 29 de abril de 2005. A los ganadores de los tres primeros lugares se les entregarán 20 mil, 10 mil y 5 mil pesos.



Los suspiros son aire, y van al aire.

Las lágrimas son agua y van al mar.

Dime, mujer: cuando el amor se olvida,

¿Sabes tú adónde va?


Gustavo Adolfo Bécquer. Rima.


Leído en la radio, 16.03.2005.


PD Quise dejarlo tal cual fue publicado porque conserva actualidad, omitiendo las fechas del concurso.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Confirmado... tengo diabetes



Previamente había tenido resultados de glucosa en la sangre elevados, de 130 en ayunas; en posteriores registros tuve 120. Además, tenía altos niveles de triglicéridos y de colesterol. En una institución de salud pública me diagnosticaron diabetes, eso fue en marzo de 2006 y me recetaron Metformina de 500 mg por las noches y una dieta.

En ese entonces pesaba como 70 kg, lo que significa, dada mi estatura de 1.60m, un sobre peso por 10 kg. Debo decir que el mayor peso que llegué a tener fue de 77 kilos o tal vez hasta 80. Como una medida preventiva y para apoyar a mi [entonces] esposa en su deseo de bajar de peso, ya había modificado mi dieta hace unos dos años, por 2004, sobre todo aumenté el consumo de verduras y dismunuí el de pan y otros carbohidratos.

Inicié un régimen alimenticio diferente, con un drástico aumento en el consumo de verduras, reducción severa de pan y otros carbohidratos y bajé como 10 kilos en un periodo de unos 6 meses, con base en mucha disciplina en la alimentación. Al final de ese semestre logré pesar 60 kg, acorde ahora así con mi estatura.

Pero tenía muchas molestias, dolores de cabeza y debilidad como síntomas; los niveles de glucosa en ayunas que tuve fueron de 100 o menos; el de la glocosilada fue de 7.3 %. Para algunos médicos que consulté hasta 120 es considerado como normal y la glocosilada apenas 0.3% arriba del límete normal superior; así que me suspendieron la metformina y, por tanto, no tenía la enfermedad, sino una intolerancia a los carbohidratos.

Dados los antecedentes familiares de diabetes que tengo y que presencié directamente el deterioro de la calidad de vida de un familiar, me puse muy contento.

Durante dos años me sentí bien sin tomar metformina y dejé de registrar mis niveles de glucosa, pues fue cotidiano el resultado de 100 o menor. Pero paulatinamente también fui menos cuidadoso con mi alimentación y me daba licencia de comer más pan, a veces pasteles y alimentos con mucho contenido de azúcar.

Como resultado, subí mi peso de 60 a 65 kg. Y con molestias primero con mareos y dolores de cabeza, después con molestias en los ojos, las ocasiones de orinar se multiplicaron, cansancio, mal humor y la señal de alarma fue acalambramiento y entumecimiento de ambos pies. Medí mi glucosa y resulté con 133, 125 cuando muy bajo. En el más reciente resultado de glucosilada fue de más de 8%.

Entonces resulto la más temido. ¡Pero un médico especialista (internista) de una de las clínicas privadas más prestigiadas me dijo que no era diabético!... Cierto, yo mismo me engañé, pensé que no eran tan altos mis registros pero, como leí recientemente, no hay diabetes ligera o leve... Me puse triste... Pero esta enfermedad requiere, para controlarla, de la voluntad de uno mismo. Los médicos, los tratamientos y los fármacos nos ayudan, nos indican qué hacer, pero uno mismo es quien debe hacerlo. Fui yo quien, a pesar de esos síntomas, me convencí que no tenía diabetes y regresé a esos hábitos que no ayudan a mi cuerpo a controlar los niveles de glucosa en parámetros normales.

Ahora a afrontarla; creo que la alimentación es muy importante y, algo que me cuesta más, el ejercicio... Tal vez algún día se llegue a curar con este último, ojalá. Pero sin duda lo principal es tener optimismo y alegría, sonreír y tomar el control de mi vida.

Publicado originalmente el 21.8.08

viernes, 6 de noviembre de 2009

Hojas, siempre hojas

Cuando cursaba educación elemental su maestra le hizo leer un poema que hablaba del sol. Apenas podía creerlo, contenía expresiones muy familiares (como "perrito faldero", "escoba", "ventana", "resolana", etc.) pero dispuestas de una forma completamente novedosa, cautivante.

Una vez que sus ojos pasaban cada línea y en su mente se reproducía como eco un ritmo completamente nuevo, su asombro crecía. Al momento que su maestra lo pronunció ya no pudo olvidarlo. No podía ya despegar los ojos del libro aquel de Español. No podía dejar de pensar cómo ahí se retrataba un poco, en ese niño al que seguía el sol, como perrito faldero. Porque así le pasaba, pero nunca lo pronunció de ese modo... sino en aquél momento.

Pero esas palabras no sólo le recordaban su breve existencia, sino que le cantaban también. Era una magia, un encantamiento. Entonces quiso mucho a su libro. Se enamoró también de su maestra. Fue feliz con las palabras de un señor que ya no vivía, que nació en un sitio muy alejado de su hogar pero que desde ese momento le pareció un niño como él mismo, un compañero y un amigo entrañable.

Después fue necesario avanzar en la lección y, aunque ese pequeño no quería salir del encantamiento del poema de Alfonso Reyes, Sol de Monterrey, una vez que dio vuelta a la hoja de su libro vio que las palabras era muchas, que el encantamiento seguía en cada una, claro, diferente cada vez, con otros ritmos y con otra intensidad, pero desde entonces conoció la belleza de las palabras...