miércoles, 11 de noviembre de 2009

Confirmado... tengo diabetes



Previamente había tenido resultados de glucosa en la sangre elevados, de 130 en ayunas; en posteriores registros tuve 120. Además, tenía altos niveles de triglicéridos y de colesterol. En una institución de salud pública me diagnosticaron diabetes, eso fue en marzo de 2006 y me recetaron Metformina de 500 mg por las noches y una dieta.

En ese entonces pesaba como 70 kg, lo que significa, dada mi estatura de 1.60m, un sobre peso por 10 kg. Debo decir que el mayor peso que llegué a tener fue de 77 kilos o tal vez hasta 80. Como una medida preventiva y para apoyar a mi [entonces] esposa en su deseo de bajar de peso, ya había modificado mi dieta hace unos dos años, por 2004, sobre todo aumenté el consumo de verduras y dismunuí el de pan y otros carbohidratos.

Inicié un régimen alimenticio diferente, con un drástico aumento en el consumo de verduras, reducción severa de pan y otros carbohidratos y bajé como 10 kilos en un periodo de unos 6 meses, con base en mucha disciplina en la alimentación. Al final de ese semestre logré pesar 60 kg, acorde ahora así con mi estatura.

Pero tenía muchas molestias, dolores de cabeza y debilidad como síntomas; los niveles de glucosa en ayunas que tuve fueron de 100 o menos; el de la glocosilada fue de 7.3 %. Para algunos médicos que consulté hasta 120 es considerado como normal y la glocosilada apenas 0.3% arriba del límete normal superior; así que me suspendieron la metformina y, por tanto, no tenía la enfermedad, sino una intolerancia a los carbohidratos.

Dados los antecedentes familiares de diabetes que tengo y que presencié directamente el deterioro de la calidad de vida de un familiar, me puse muy contento.

Durante dos años me sentí bien sin tomar metformina y dejé de registrar mis niveles de glucosa, pues fue cotidiano el resultado de 100 o menor. Pero paulatinamente también fui menos cuidadoso con mi alimentación y me daba licencia de comer más pan, a veces pasteles y alimentos con mucho contenido de azúcar.

Como resultado, subí mi peso de 60 a 65 kg. Y con molestias primero con mareos y dolores de cabeza, después con molestias en los ojos, las ocasiones de orinar se multiplicaron, cansancio, mal humor y la señal de alarma fue acalambramiento y entumecimiento de ambos pies. Medí mi glucosa y resulté con 133, 125 cuando muy bajo. En el más reciente resultado de glucosilada fue de más de 8%.

Entonces resulto la más temido. ¡Pero un médico especialista (internista) de una de las clínicas privadas más prestigiadas me dijo que no era diabético!... Cierto, yo mismo me engañé, pensé que no eran tan altos mis registros pero, como leí recientemente, no hay diabetes ligera o leve... Me puse triste... Pero esta enfermedad requiere, para controlarla, de la voluntad de uno mismo. Los médicos, los tratamientos y los fármacos nos ayudan, nos indican qué hacer, pero uno mismo es quien debe hacerlo. Fui yo quien, a pesar de esos síntomas, me convencí que no tenía diabetes y regresé a esos hábitos que no ayudan a mi cuerpo a controlar los niveles de glucosa en parámetros normales.

Ahora a afrontarla; creo que la alimentación es muy importante y, algo que me cuesta más, el ejercicio... Tal vez algún día se llegue a curar con este último, ojalá. Pero sin duda lo principal es tener optimismo y alegría, sonreír y tomar el control de mi vida.

Publicado originalmente el 21.8.08

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